María conserva en la actualidad la trama urbana barroca. Cuenta con algunos edificios que hay que destacar: La iglesia Parroquial, de trazas barrocas, la antigua Venta del camino Real, la única que se conserva en el tramo aragonés y la “casa grande”, edificio sobrio, de ladrillo con cajones calicastrados de yeso, ejemplo de casona barroca de tradición italianizante, con lógia con arquillos en su tercera planta.

Junto al núcleo urbano, hoy en un imparable crecimiento María cuenta con su Huerta y la Ribera del Huerva con sus sotos de Ribera. Es la parte de la cuenca del Huerva de mayor amplitud y frondosidad, constituyendo un oasis verde en medio de la estepa de las Vales y Planas de María, que son fruto de las talas incontroladas seculares para el aprovisionamiento de leña a Zaragoza y carbón vegetal, tan necesario en la importante y próxima capital aragonesa.

María cuenta con una historia que arranca en la Edad del Bronce, con numerosos asentamientos. Durante la época romana existió un denso doblamiento de Villas rústicas al calor de Caesar Augusta y Contrebia Belaisca, situada en su propio término municipal.

Ya hemos hablado de su esplendor durante el dominio islámico y como renació con la reconquista cristiana, surgiendo una nueva María. Esta localidad que ha sido eminentemente agrícola y ganadera ha sabido preservar supertonalidad gracias a la feracidad de su huerta y al río Huerva. Los vecinos están profundamente identificados con su localidad.

Deseamos que esta época de crecimiento sirva para contar con un desarrollo armónico y sostenible, teniendo un especial cuidado de nuestro rico patrimonio Cultural y Natural.